sábado, 6 de septiembre de 2008

No más

Clavó su mirada en esa pequeña burbuja que subía en su caballito de tequila. No esperó a que llegara a lo más alto y de un movimiento brusco lo llevó a su boca.
Trataba, con el alcohol, de aminorar el dolor que sentía. Y es que la indiferencia mata más que el odio… como decía esa canción que sonaba por enésima vez en la vieja rocola de la cantina.
Estaba decidido a poner punto final. No regresaría hasta ocupar el lugar que se merecía, ese que ella, y nadie más, tendría que darle en su vida.
Hasta aquel tipo que pasaba por la calle frente a ella todos los días le merecía más atención que él. Platicaba de ese caminante que no conocía con sus amigas, pero jamás de él. Ese era el lugar que ella le daba. Importancia cero.
Bebió un tequila más. Perdió la cuenta en el octavo, hacia media hora. Pese a ello su pensamiento era claro… no estaría mañana. Ya no.

El McCoy, quien de vez en cuanto regresa a los cuentos.

3 comentarios:

Gabby dijo...

sì, sì, sì... este cuento me gustò!!! deberìas regresar a ellos màs seguido... por un momento pude escuchar el ruido de la cantina!!! besitos mccoycito :)

Adrianirris dijo...

Mmm ese cuento me suena parecido... será mera coincidencia supongo.... Pero ps mejor que le llegue a los tequilas y que me invite!

Elma dijo...

amiguito... historias que son más comunes que corrientes.. así como dice la ausente: de los dos no hacemos uno!