Una nueva felicidad

Luego de un día realmente agotador, estoy en la lujosa suite del Intercontinental de Guanatos para ser parte, desde mi rol, de NASCAR México, este domingo.
Tras cinco horas de manejar (y ver que el rompecabezas tiene mucho dar), llegamos al Trióvalo más grande del país, donde, en lo deportivo, no hay mayores sorpresas en la calificación. En la pista hay buena conexión en la sala de prensa, pero ya en el pueblo es difícil encontrar una buena red.
Aquí en el hotel cuesta 15 dólares el día, pero como sólo estaré unas horas, no le veo sentido, así que me atravesé a la Plaza del Sol, el centro comercial donde los jalisquillos se arremolinan a falta de lugares donde divertirse.
La comida, llena de anécdotas y de información privilegiada, después, a un café donde pude terminar de subir notas a Infopits.
Ya de regreso en el hotel, llegó a mi móvil una de los mensajes más hermosos que he recibido: “Ya nació mi bebé. Estamos bien”. Mi adorada y amada Boris es mamá (ya era mamacita).
De inmediato le llamé (aunque ya era muy noche y estaba la pelea del Chico Travieso Arce en TV) y pude mandarle miles de besos, al igual que a los Mikes (el papá y el nuevo chamaco). Sin duda esta noticia me alegró el corazón.
Serían entradas completas las que necesitaría para dar a conocer el amor que tengo por Boris, mis más allegados lo saben, y esta entrada es para reflejar un poquito la enorme alegría que tengo.
Felicidades a los nuevos papás, y por supuesto, miles de bendiciones a Mike, quien tiene hartos tíos que tratarán de dejarle alguna enseñanza y armas para su futuro.

El McCoy, quien no puede ocultar su felicidad.