Ahí estaba, inmóvil, con sus grandes ojos clavados en el reflejo. Parecía que tarareaba una canción, pero estaba tan lejos que no pude escuchar. Quise hablarle, pero preferí quedarme viendo su cara, su belleza.
La proporción de ese rostro era perfecto. Los ojos cubrían todo. La piel lucía suave, lisa, de un rosa que invitaba a la caricia.
Los cabellos sin orden le daban un aire desenfadado, una magia que nunca antes había visto. Simplemente hermosa, llena de paz, sin miedos, sin compromisos.
Eso fue hace mucho tiempo, cuando hacía las cosas con el corazón y no con el cerebro. Creo que el espejo robó todo eso. Hoy, ya no queda nada.
El McCoy, quien sabe que lo perdido nunca se recupera.
La proporción de ese rostro era perfecto. Los ojos cubrían todo. La piel lucía suave, lisa, de un rosa que invitaba a la caricia.
Los cabellos sin orden le daban un aire desenfadado, una magia que nunca antes había visto. Simplemente hermosa, llena de paz, sin miedos, sin compromisos.
Eso fue hace mucho tiempo, cuando hacía las cosas con el corazón y no con el cerebro. Creo que el espejo robó todo eso. Hoy, ya no queda nada.
El McCoy, quien sabe que lo perdido nunca se recupera.
1 comentario:
Woooow Mccoy!!!! También tienes shentimientoshhh!!! Lindo... me gustó mucho tu post!!! bsito!
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