Un inglés en la taquería

Cuando llegamos a la esquina de la taquería pensamos que Chris, el fuckin’ british, se subiría al auto y no habría más de que preocuparnos. Pero luego de 10 minutos, seguíamos buscándolo.

Esa noche (viernes) pensábamos terminar la fiesta hasta las 8 o 9 de la mañana, y parecía que lo lograríamos.

Si bien ya no nos dio tiempo de llegar al Metropolitan para escuchar las nuevas rolas de La Gusana, la Blue me llevó al after, en el Tokio Pop, donde, además de ver como jalan a sus tres groupies (siempre me ha dado como huevita el verlas atendiéndolos), escuchamos a tres grupos sui generis.

Mama Testa, Majadero y sin duda los triunfadores de la noche: Sonido San Francisco, nos pusieron en ondita bastante cool y cumbiasalsera electrónica mientras la Blue se disparaba tan deliciosos tequilas.

Cuando salió a fumar recibió la llamada de Chris, quien en su inglés payaso le dijo: “Ven por mí, no sé cómo llegar a casa”. Ella, obviamente, se preocupó y me pidió que me apurara y que dejará de sonreir con la chiquita de cola de caballo. Subimos al rompecabezas, en Parque México y le llamó, para que preguntara el nombre de la taquería. “Estoy en los ‘taquitos’ donde comí con McCoy y contigo”, le dijo. De la Condesa a Villa Coapa en… sí, 20 minutos.

Luego de que la Blue se mostró sorprendida por mi manejo (la emergencia lo ameritaba) buscamos como locos a Chris, hasta que, pensé: está borracho tirado en la calle de al lado, seguro en plena banqueta. Y al ir para allá, lo vi acostado sobre una de las mesas de la taquería, para tranquilidad nuestra.

Lo subimos al rompecabezas y lo dejamos acostado. Pensábamos regresar al Tokio, pero los amigos de la Blue ya se habían ido, así que sólo nos quedó echar chela mientras escuchábamos la brillante selección del ipod.

5:15, de vuelta a casa y con la amenaza de que este sábado iríamos al Bull, donde tres años antes tuvimos una de nuestras noches más largas y divertidas.

El McCoy, quien quiere las rolitas cumbiancheraselectrónicas de Sonido San Francisco.