Buen día

Esta entrada será entendida al 100% sólo por uno o dos de los cuatro lectores de ‘La Pluma…’ y es que envuelve a personajes de la prehistoria. Aunque espero que para los demás siga resultando atractiva.
Este lunes descansé de mis funciones en el sitio de Beijing de esmas.com, donde trabajo únicamente en ese proyecto (a manera de aviso, para quienes aún no lo sepan).
Aproveché y pude coordinar que mi clase de inglés fuera por la tarde (agradezco a mi querida y estimada profesora que así haya sido). Mientras la esperaba (a la maestra) vi a una preciosa rubia de ojos azules que trataba de dar alcance a su amiga; sin embargo no le podía gritar para que la esperara o caminara más despacio, porque iba hablando por su móvil.
La imagen me dio mucha risa, pero ese gesto fue desapareciendo al ver que la rubia ‘correteadora’ era K.V, sí… K.V, también conocida por mis amigos de la prepa como “la edecán”.
De la nada y sin pensarlo, le dije: “Hola K…”, volteó y al reconocerme su cara reflejó asombro. “Un segundo por favor, no cuelgue”, dijo, lo que me sorprendió aún más, pues su llamada parecía muy importante; bajó su celular y tapó la bocina con la mano derecha.
“Apunta mi celular... (espero a que sacará el Nextel) 55 N3 NN 4N 0N… tengo prisa, pero espero que me llames”... se acercó para darme un beso de ‘hola/adiós’, levantó el teléfono y siguió hablando mientras, enfundada en un traje sastre negro, trataba de dar alcance a su amiga.
Está más delgada que nunca y luce espectacular… sigue preciosa. Sus piernas ya tienen color, aunque la falda estaba a media espinilla, por lo que sé que sigue sin gustarle esa cicatriz que quedó tras su operación en la rodilla.
Cuando ya llevaba unos 20 metros caminados, volteó para buscarme (sin dejar de caminar), sonrío y su mano derecha tomó forma de teléfono mientras sus labios se separaban más de lo normal para decir “me llamas”, al tiempo que su cabeza asentaba.
No sé si le vaya a llamar, pero el saber que está bien me deja muy contento.
De ahí en más, el día siguió por buen camino. Sky llamó para avisarme que Isinbayeva estaba saliendo –de nuevo— en la tele y aprovechó para reclamar que no sabía que las noches se habían convertido en mis días debido a los horarios de Beijing (siempre es grato escuchar a la pequeña).
Segundo piso, lágrimas y caras de pucheros como broma con Mad, a quien voy reconociendo a cada instante, y finalmente el saber que era –o fue-- fan de Flavio César (¿conocen a alguien más en el mundo mundial?).
El día cerró (¿o arrancó?, como diría el Negro) con pruebas de Beijing.

Como bien lo dijo La Valedora en un comentario, hubo un cabezal de Google con un Dragón, aquí se los dejo, junto con otro.

El McCoy amistoso, quien no cree en tanta coincidencia y similitud.