Para los devora-películas o los viejos lectores de 'La pluma...' el siguiente texto tendrá demasiado sentido.
Esta tarde estaba en la adorada Del Valle (a unos metros de Mier y Pesado) cuando el cielo se cerró y el viento azotó la puerta de la cafetería donde, junto a Mar, discutía sobre planos, entrevistas, guiones y ritmos. La luz eléctrica dejó de iluminar la calle y la lluvia hacía el tránsito insoportable.
El iPod nos rescató del tedio, es más, nos hizo alegrarnos. Ya solo, de regreso a casa, los semáforos dejaron de funcionar, los espectaculares se caían y el caos se apoderó de la ciudad. Aimee Mann comenzó a cantar. Wise up sonaba mientras la lluvia golpeaba el carro. En ese momento miré a las nubes, para ver si tenía que protegerme de algo.
Cuando llegué a casa no me extrañó enterarme --vía el noticiero nocturno-- que llovieron árboles y que uno de ellos mató a un conductor justo frente al lugar donde escuché por vez primera Wise up.
Estas cosas suceden todo el tiempo.
El McCoy, quien recuerda el choque que tuvo en la calle donde llueven árboles.
1 comentario:
Y ese día... a nadie le hubiera extrañado que del cielo llovieran también sapos.
And it is in the humble opinion of this narrator that this is not just “Something That Happened.” This cannot be “One of those things…” This, please, cannot be that. And for what I would like to say, I can’t. This Was Not Just A Matter Of Chance. Ohhhh. These strange things happen all the time.
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