miércoles, 16 de enero de 2008

El tiempo la retiró…

Ana Gabriela Guevara no dice adiós a las pistas por los malos federativos, esos han existido desde siempre, desde antes de que ella naciera, incluso. Cuando ella llegó ya estaban (y con todo y ellos, logró ser grande…) y siempre estarán. No es lo óptimo, obviamente, pero así es.

Ana no se va por ellos; Ana se va por temor al qué dirán; Ana se va porque no podría pelear por un pódium; Ana se va porque el tiempo, después de 11 años de ser vencido, regresó para vengarse.

Conozco a Ana desde la mitad de 1998, más o menos. Yo trabajaba en El Financiero y me asignaron el Comité Olímpico como fuente. La seguí, la admiraba, platicaba con su entrenador y aprendí un poco más acerca de ciclos y de cargas, de ascensos y descensos en el entrenamiento de un atleta de alto rendimiento.

Después, en 2000, ya estando en EsMas.com se consiguió que Ana fuera nuestra columnista en el sitio especial de Sydney. Logró algo histórico al pasar a finales en 400 metros. Para los Juegos de Atenas, me tocó reportear para AYM Sports desde el ciclo olímpico.

Iba al CDOM y veía el entrenamiento de Ana, y vinieron esas vacaciones de las que no regresó a tiempo. Ahí estábamos mi camarógrafo, un par de reporteros y yo, platicando con su entrenador, quien esperaba que Ana ya dejara sus vacaciones y regresara. Y pasaban los días y Ana no cumplía con su trabajo.

Llegó tarde, lo hizo mal, se lastimó (sí, ella con esas cargas de trabajo tan absurdas que se autoimpuso para recuperar el tiempo perdido). Así, consiguió una medalla en Atenas, aunque no la de oro, que de haber llegado a tiempo a sus entrenamientos seguramente hubiera obtenido. La esposa de su entrenador se quedó hospedada en el mismo hotel que yo, así que cuando terminó la prueba de Ana, el profe se quedó ahí… todas las noches platicábamos de Ana y me decía que era momento de que ella brincara a los 800 metros, por su fortaleza, por su decadencia inminente en los 400, por su madurez, por su edad.

De nuevo vino su necedad, su capricho, su error. Se quedó en los 400 y hoy… hoy las piernas no le dan para una medalla. Cierto, el estar en la final sería un logro histórico, tres finales al hilo la colocarían como una grande, como una leyenda, pero su visión es otra, es la de no aceptar que no está para pódium, y minimizar el hecho de una final.
Hoy, todavía exprimiendo su nombre para sacarle la gorra a Banamex, Ana fue vencida no solo por el tiempo, sino por su pésima decisión de no brincar a los 800 metros.
No lamentemos su partida, que de cualquier manera, su participación en Beijing no movería el medallero.
El McCoy, quien al igual que los federativos mexicanos, no siente ni cosquillas por la salida de Ana.

1 comentario:

Luis Hernández dijo...

La memoria de muchos es flaca...

¿Desde cuándo existe la corrupción en el deporte mexicano?

¡De toda la vida! Y parece que nunca se acabará.

Los errores de Guevara fueron muchos. Y quiso encontrar culpables, pero nunca admitió que ella era una de dicho grupo.

Hay atletas que buscan salidas dignas. La "bigochas" hizo todo lo contrario.

LAHG

P.S.: ¿Ya le juegas competencias a Steve Williams? ¿Además de ser caddy de Esteban, también pateas cámaras? (just a thought..)