Sé que tengo varias entradas pendientes, pero no quise dejar de lado la oportunidad de mostrar mi encabronamiento luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación concluyó que el gober precioso, el héroe de la película papááá, no violó “gravemente” los derechos de Lydia Cacho.
Así pues, espero que alguien tenga la oportunidad de “darle un pinche coscorrón a ese hijo de puta” (no son groserias, es el lenguaje digno y propio de un Gobernador), que al fin y al cabo, no lo declararían culpable de violar los derechos del gober.
Así pues, espero que alguien tenga la oportunidad de “darle un pinche coscorrón a ese hijo de puta” (no son groserias, es el lenguaje digno y propio de un Gobernador), que al fin y al cabo, no lo declararían culpable de violar los derechos del gober.
Mientras tanto, les dejo este juego.
El McCoy, quien para relajarse, se toma dos preciosas botellitas de coñac.
El McCoy, quien para relajarse, se toma dos preciosas botellitas de coñac.
1 comentario:
Claro, era obvio en este pinche ambiente político que se niega a progresar y que, al contrario, parece estar más cerca de lo que sucedía en el país en la peor era del priísmo.
Y era aún más obvio si tomamos en cuenta que, hace algunos meses, el Gober Precioso le regaló a tres de los jueces que ayer fallaron (en ambas acepciones de la palabra) a su favor, un terrenito de 26 mil metros cuadrados en Puebla, para construir un palacete de justicia digno de celebrarse... claro, con unas botellas preciosas.
Chequen:
http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2007/02/09/puebla/jus103.php
Que pinche asco!!
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