martes, 17 de julio de 2007

...se acabó la Navidad

De pronto ya estaba en ese mítico lugar donde se manda a los pastores cuando se acaba Navidad. No sólo estaba ahí, también se sentía propiedad de ese sitio. Solamente podía pensar en los opuestos, algo que algunos llaman sicigias.
‘‘De lo sublime a lo ridículo’’, pensó en voz alta, pero no había nadie que le escuchara.
La misma persona que lo había llevado a la gloria, ahora le tenía en este sitio. No necesitó de mucho para mandarlo, solamente lo borró de su mundo. Si lo había incluido de un plumazo, ahora lo había sacado con apretar el botón de suprimir.
Recordó aquella canción “odio quiero más que indiferencia...” mientras, a lo lejos, la veía divertirse y no darse cuenta de lo que acababa de hacer. Siempre supo poco. Jamás trató de indagar de más y ahora tenía una loza de nada que le pesaba en el algo.
Las campanas dejaron de sonar y las notas de Fix you le parecían fuera de lugar, pero prefirió subir el volumen de su estereo a seguir pensando en cómo había llegado a ese punto.Lo importante –ahora-- era buscar la salida sin dañar el auto y llegar de una pieza a casa. Imposible no ver por el retrovisor, esa sonrisa seguía radiante.
McCoy

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