jueves, 26 de julio de 2007

MUSIQUITO - DONDE ESTA LA MOSCA?

Vean al culpable de que ya este de buen humor todo el tiempo. Gracias Norma!

martes, 24 de julio de 2007

Cigarros

“Lo malo no es que huyera / con mi cartera y con mi ordenador /
lo peor es que se fuera, robándose además / mi corazón...”
Joaquín Sabina

Cada que prendía un Camel se acordaba de ella, de la manera tan peculiar en la cual encendía un cigarrillo cuando apenas terminaba el anterior. La extrañaba en lo general y su sonrisa en lo particular.
Tenía en mente la última plática, como si apenas hubiera sido ayer. Recordaba cada palabra, su tono de voz, sus muecas. Su cara de puchero y en como le retaba a contener la respiración por más tiempo, hasta que, cuando sabía que podría pasar segundos completos sin destapar su nariz, le atacaba las costillas para que perdiera.
Pero se fue. Desapareció. Tal y como pasaba con el humo de su cigarro. Tenía miedo de encender otro. Ya conocía el final... se consumiría entre sus dedos.
McCoy

sábado, 21 de julio de 2007

Buona fortuna, signora Malèna

Renato Amoroso recuerda todo de Malèna. El vaivén de caderas al caminar rumbo al mercado, lo perfecto de sus labios, el aroma de su cabello y lo suave de su piel. ‘‘Hubo una mujer que jamás me pidió que no la olvidara, y es a la única que no olvido’’, dijo mientras Monica, vestida como Malèna, le retumbaba una y otra vez en el corazón. Lo entiendo. Lo vivo a diario. Amoroso, este tequila es por ellas, nuestras Malènas.

McCoy

A compartir la maldición...

Cada que escucho esta canción recuerdo ese clip de audio que me llegó encerrado en un mensaje al cel. Ahora, comparto la maldición de recordar viejos tiempos, con los dos lectores de este blog.
McCoy

miércoles, 18 de julio de 2007

No pasa nada

Si me quitaban sus enormes ojos, no pasaba nada
Si me quitaban su apasionante escote, no pasaba nada
Si me quitaban su humor ácido, no pasaba nada
Si me quitaban su amor, no pasaba nada
Si me quitaban su contagiosa sonrisa, no pasaba nada
Si me quitaban su blanco cuello, no pasaba nada
Si me quitaban sus deliciosos muslos, no pasaba nada
Si me quitaban sus traviesas manos, no pasaba nada
Si me quitaban sus excitantes besos, no pasaba nada
Si me quitaban sus palabras, no pasaba nada
Si me quitaban su atención, no pasaba nada
Si me quitaban sus enojos, no pasaba nada
Me quitaron todo y desde entonces no pasa nada... nada.
McCoy

De ñoñas...

El estrés se mezcló con la hueva y las ganas de no hacer nada. Así pasa cuando no hay un extra que te haga despertar con ganas de estar. ‘‘Muy mala mezcla’’, diría Gaby, a quien no veo desde ese masaje que llevó a que perdiéramos la compostura.
Aunque siempre tiene una sugerencia: ‘‘Agrégale agua, o hielo, a lo mejor con eso se compone’’. En definitiva yo le pondría tequila, pero ella dice que entonces no lo toma.
Es entonces cuando saca lo más ñoña de sí. Insiste en que no tomar no es ñoño, que para eso se inventó el tinto y la mota. Le pido que role y dice que no tiene. De nuevo la califico: eres ñoña. Además no escucha Perfume de gardenias.
Es aburrida. No siempre, pero hoy lo es. Su nick la señala. La más aburrida de la red.
‘‘Nadie me considera así, cariño’’, afirma, mientras deja una ventana a esa posibilidad ‘‘generalmente’’. Cometí el error de acentuar esa falla. De pronto, su reacción femenina que tanto me afecta: ‘‘Si así lo piensas no te haré que te aburras conmigo’’. Demonios, no me quites eso, pienso mientras escribo la mejor manera de salir de esta platica que me dejaría totalmente aburrido esas noches que pretendo no estarlo.
Parece que no hay salida. De pronto comienza a releer que le he dicho ñoña, una, dos, tres, 10 veces. Antes de que se ponga pesada, hago un cambio (magistral, diría yo) y le digo que tengo que hacer algunos pagos. Como vive sola desde hace como 10 años, sabe de la importancia de los pagos. ‘‘¿Nos vemos el viernes, despues de tu trabajo?’’, pregunto a manera apresurada. ‘‘Solo si tu haces el desayuno’’. Offline. Será un sábado ñoño.
McCoy

martes, 17 de julio de 2007

...se acabó la Navidad

De pronto ya estaba en ese mítico lugar donde se manda a los pastores cuando se acaba Navidad. No sólo estaba ahí, también se sentía propiedad de ese sitio. Solamente podía pensar en los opuestos, algo que algunos llaman sicigias.
‘‘De lo sublime a lo ridículo’’, pensó en voz alta, pero no había nadie que le escuchara.
La misma persona que lo había llevado a la gloria, ahora le tenía en este sitio. No necesitó de mucho para mandarlo, solamente lo borró de su mundo. Si lo había incluido de un plumazo, ahora lo había sacado con apretar el botón de suprimir.
Recordó aquella canción “odio quiero más que indiferencia...” mientras, a lo lejos, la veía divertirse y no darse cuenta de lo que acababa de hacer. Siempre supo poco. Jamás trató de indagar de más y ahora tenía una loza de nada que le pesaba en el algo.
Las campanas dejaron de sonar y las notas de Fix you le parecían fuera de lugar, pero prefirió subir el volumen de su estereo a seguir pensando en cómo había llegado a ese punto.Lo importante –ahora-- era buscar la salida sin dañar el auto y llegar de una pieza a casa. Imposible no ver por el retrovisor, esa sonrisa seguía radiante.
McCoy

lunes, 16 de julio de 2007

No más 'librito'



Ya no vemos beisbol de estrategia. Eso me tiene muy molesto. Ahora los managers esperan a toda costa ganar con bateo. Que sus figuras conecten home run y de esa forma hacer carreras. Atrás quedaron los años en los que se mandaba 'doble robo', hit & run, toque de sacrificio y tantas y tantas jugadas del famoso 'librito'.
Ahora todo es a buscar el home run.

Y creo que eso no es exclusivo del beisbol. Siempre el juego ha sido un reflejo de la vida. ganas, pierdes, tienes buenas jugadas, te lastimas... a veces tienes que trabajar en equipo, a veces buscar el lucimiento personal... todo es un juego de beisbol.
Por ahora me han retirado en fila y es momento de ir a la defensiva. Lo bueno para mi es que han olvidado el llamado 'beisbol pequeño', así pues, de lo único que me tengo que cuidar es del home run. Un poco de pitcheo rompiente por aqui y unos cuantos cambios de velocidad y estaré de nuevo en la caja de bateo.
Este juego tiene muchas entradas, afortunadamente. La más reciente solamente duró dos meses, pero siempre está la esperanza de que las siguientes duren más.
Hoy, en el beisbol verdadero, los Diablos le ganaron a mis Tigres, en el Foro Sol. Yo; yo también tuve mi derrota, en el mismo escenario. Este lunes hay que cambiar de sede y a esperar a que la pelota esté de nuestro lado.
Olvidar, por completo, al equipo contrario y a enfocarnos en el nuevo encuentro, ese que estamos seguros, hemos de conquistar. Mis bendiciones a esa pelota llena de costuras... y a mi vencedores y vencidos también.

McCoy

sábado, 14 de julio de 2007

Ya llegué

Siempre estuve reacio a publicar un blog, al menos bajo ese nombre: blog. No sé si lo que tenía en msn (en comunidad y en space) se cataloga como tal, pero finalmente he podido pasar por alto esas cuatro letras que no me inspiran nada, y poder a dar conocer lo que se desprende de mi pluma.

En mucho han tenido que ver mis amigos que me han mandado las ligas de sus propios blogs. Siempre los hemos tenido, antes en forma de correos electrónicos, luego de comentarios dentro de una comunidad, hoy, encerrados en este espacio al cual todos pueden acceder (y también accesar).

Así pues, bienvenidos a La pluma del McCoy, donde espero puedan pasar algunos segundos.

McCoy.

La princesa y el ogro

A Mathob

Hay estaba, con “cara de seria” y un fuego intenso en su interior. En ese instante no había nada que pudiera detenerla en alcanzar su sueño, en conquistar sus metas y conseguir, una vez más, un objetivo.
El rosa siempre le ha sentado bien, pero en esta ocasión se veía más hermosa que nunca. Cada palabra que hilaba daba un mayor sentido del que trataba de explicar. Así, cuando mostraba su inteligencia, es cuando más le gustaba.
Sin embargo ya hoy todo era diferente. Algo había pasado entre ellos, algo que no les permitía estar juntos, amarse como aquella noche en la cual Gérard Depardieu corría en medio del bosque cuando la lluvia trataba de devorarlo mientras trataba de cumplir una simple formalidad.
Expuso su punto, nadie pudo decir que estaba equivocada. Él solo la observaba con deseos de tenerla, de abrazarla, besarla y decirle que todo estaba bien, que todo estaría mejor. Ella lo sabía, sin embargo algo le impedía entregarse del todo, decirle: “tienes razón”.
Necesitaba algo... tiempo.
Pese a ello abrió sus brazos y le habló como nunca antes lo había hecho, con silencio.
Le abrazó como si no quisiera dejarlo ir, escuchó con atención cada una de sus palabras y solamente asentía. Cuando él le dijo “te amo”, su corazón se detuvo, tenía ganas de gritarle, “yo también”, y lo hizo, al abrir aún más esos negros ojos.
Salió del salón y se colocó de nuevo su tiara... la princesa dejó ir al ogro... sabía que en unos días estarían de nuevo juntos... amándose.

McCoy