lunes, 6 de agosto de 2007

Lunes...

La palanca estaba en la tercera velocidad. Frenó lentamente y trató de meter segunda. La palanca se atascó y simplemente no se podía mover para ningún lado. Con la inercia, logró estacionar el auto en la lateral de Periférico.
Una hora después, la grúa del seguro subió el auto y se disponían a terminar el domingo. Apenas habían avanzado 10 metros, la grúa comenzaba a detenerse. Las dos llantas traseras derechas, ponchadas.
‘‘Esto no es real’’, pensó. Una hora más de espera para que llegara una nueva grúa. A bajar el auto, a subir el auto. Uno, dos, tres, siete cigarros.
No supo cuando, pero el domingo estaba atrás desde hacía tres horas.
Por eso odiaba los lunes.
McCoy

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